Las cervezas sin filtrar son una variedad de bebida que cada vez gana más adeptos. Se les conoce igual como "cervezas vivas", porque no han sido pasteurizadas y vienen de la fábrica sin haber sufrido ningún tipo de tratamiento que haya podido incidir en el sabor y el olor.
Características
La cerveza sin filtrar tiene como ingredientes fundamentales los mismos que su hermana filtrada: levadura; grano malteado; agua; aditivos de sabor... Su característica fundamental es que no se somete a pasteurización ni a triple filtración.
Su vida útil es menor que la de las cervezas procesadas, señalan que puede durar hasta dos semanas. En ella, se encuentra la presencia de sedimento de levadura y un mayor contenido calórico, de aminoácidos y vitaminas.
Está expuesta a los efectos negativos de la luz solar, por eso se vende en botellas oscuras. Respecto a la consistencia y el sabor, es en ello en lo que se centran los debates a la hora de comparar ambas cervezas. Esta, por no filtrarse, queda turbia y su sabor está más saturado, la otra es más ligera.
¿Filtrada o sin filtrar?
La decisión cae en los gustos de cada cual. O prefieres una caña brillante y cristalina, o la pinta opaca y turbia, lo mismo con los sabores. La cerveza filtrada tiene un carácter más refrescante y ligero en boca, mientras que la cerveza sin filtrar tiene a menudo más cuerpo y más matices de sabor y aroma. A nivel comercial, la cerveza filtrada es mucho más rentable, ya que aumenta su vida útil en el mercado y por lo tanto se reducen las pérdidas derivadas de caducidad pudiendo permanecer mucho más tiempo en cualquier almacén o lineal de supermercado que reúna las condiciones mínimas. En definitiva, la cerveza sin filtrar es un producto fresco y la cerveza comercial es el producto no perecedero.
La cerveza filtrada, al estar relativamente estabilizada, aguanta mejor las inclemencias del transporte, lo cual es asunto importante si pensamos distribuir fuera de nuestro entorno local. Cuando no filtramos la cerveza y la levadura está presente, ayuda a eliminar una pequeña parte del oxígeno que la cerveza puede haber absorbido durante el proceso de envasado. El problema es que la levadura es un ser vivo y los seres vivos mueren. Por lo tanto, si la cerveza no se ha conservado correctamente, los sabores y aromas procedentes de la autolisis y la degradación de las proteínas se harán evidentes.
Obtener Precio